“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;.” Isaías 61.1 “Dios…quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.” 2 Corintios 1.4 NVI.
En una ocasión (Luc 4.18), Jesús se puso de pie en la sinagoga y leyó en voz alta Isaías 61.1 Al terminar la lectura les dijo a los oyentes “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” En esa Escritura se podrían enlistar las obras que Jesús anduvo realizando durante su ministerio (Hechos 10.38).
Jesús prometió que nos dejaría otro consolador (El Espíritu Santo) para darnos poder para continuar la obra que Él inició acá en la tierra durante su estadía acá. Él nos envió así como el Padre le envió a El (nos comisionó) para continuar la obra de extensión de Su Reino.
Te pregunto lo siguiente: ¿Cómo debería poder hacerse evidente que estamos obedeciendo?
