Estamos agradecidos por tanto que Dios no ha dado, entre ello porque Jesús dejó con nosotros al mejor regalo: ¡El Espíritu Santo!.
A los cristianos se les mandó que esperasen la promesa del Padre ¡ser investidos del poder de lo alto! (Hechos 1:4-5), porque si Juan bautizó con agua, también serían bautizados con el Espíritu Santo. Lucas 24:49 dice: “He aquí yo enviaré la promesa de mi Padre”, siendo una de las razones por las cuales vino Jesús, para que seamos morada del Espíritu Santo y testigos del poder de Dios, haciendo lo que Jesús prometió: “Les aseguro que el que cree en mí, hará también las obras que yo hago, y aún mayores…”
Como cristianos debemos entender que Jesús al decir “Como el Padre me envió yo los envío”, fue una comisión para mostrar y hablar a quienes no conocen al Dios poderoso y que, así como Jesús representó al Padre en sanidades, resucitó muertos, liberó cautivos y expulsó demonios, los cristianos debemos ser revestidos con el Espíritu Santo para esas mismas obras.
Si te preguntas ¿cómo acercarte a un ateo, budista, musulmán, etc. y convencerle de la Verdad? te digo como dijo Pablo: “…ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, más con demostración del Espíritu y de poder” (1ª. Corintios 2:4). El camino no es solo decir que reciban a Jesús, ni son palabras elocuentes sino es ¡ser revestidos del Poder del Espíritu Santo!.
Lucas 11:13 Jesús dijo: “…si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan”, por eso, pidamos “Señor revísteme, dame el Espíritu Santo” y la promesa será derramada sobre toda carne que lo pida. Jesús no se aferró a su deidad sino que caminó en la tierra como hombre, pero lo que hacía era poderoso porque el Espíritu Santo estaba con Él.
El Espíritu Santo quiere revestirnos de dones espirituales para edificación de la iglesia, pero debemos anhelarlos, Él reparte estos dones a quienes los piden, sea profecía, sanidad de enfermos, palabras de ciencia y conocimiento, etc. Te animo a permanecer juntos con otros cristianos, a que tengas hambre y anheles el Espíritu Santo y Él se derramará y podrás mostrar al mundo que nuestro Dios es poderoso. (Luis Pedro Maselli)