“Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: «Sin duda que éste es el ungido del Señor». Pero el Señor le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón..”
1 Samuel 16.6-7 NVI.
“Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.» Hechos 13.22 RV60.
El primer rey de Israel (Saul) sin duda tenía toda la apariencia de uno. Según las pautas humanas, era el candidato ideal. Sin embargo, su reinado estuvo marcado por la confianza en si mismo en lugar de en Dios, así que el Señor le quitó su reino. Aunque Saul había fracasado, Dios había elegido un sucesor.
Dios no opera según las pautas de la humanidad, los seres humanos se concentran en las apariencias, Dios mira lo profundo del corazón.
Este nuevo rey, aunque inesperado, no demostraría el poder de la fuerza física, como Saul intentaba hacer, sino el poder de la fe en un Dios poderoso y este rey anticipaba al Rey de reyes.
¿Qué prejuicios apresurados solemos hacer sobre los demás, según condición socioeconómica, su apariencia física o de salud?
